Escribo tus manos y pinto tus versos,
dibujo tu rostro 
y lo guardo en mis sueños.
Camino por fantasías, y descanso en imaginarios senderos;
pero no dejo de guardar entre el corazón
y mi alma viajera, esa mañana en que tus ojos se hicieron Vida en un relato pasajero.

Caminar junto a soñadores. Escribir en versos días que no pasan. Abrazar quimeras, guardar lágrimas. Reírse de tristezas que invaden el ALMA. Pedir en cuatro estrofas melodías que callan. Caminar en senderos que aún no nacen, saber que hay cosas que acaban sin empezar.
Caminar entre grietas del corazón y confusiones de la razón. No se puede ni se debe engañar a la Vida porque su cobro es de eterno pesar. Caminar junto a quienes una vez perdiste es el mayor premio de un tiempo que no acaba. No más sólo, no más acompañado; más bien uno y único juntos a lo amado. 

Un café, un viejo cuaderno, y palabras que se desgastan entre verbos y recuerdos.

Un mensaje que se acaba, una historia que comienza por el fin, entre senderos de letras

que ya no te nombran.

Un café, una mañana, hojas en blanco que se llenan de tintas viejas; de viejas historias,

de notas  que llaman.

Un café, un viejo cuaderno, y la eterna manía de transcribir el Alma…