Un
café, un viejo cuaderno, y palabras que se desgastan entre verbos y recuerdos.
Un
mensaje que se acaba, una historia que comienza por el fin, entre senderos de
letras
que
ya no te nombran.
Un
café, una mañana, hojas en blanco que se llenan de tintas viejas; de viejas
historias,
de
notas que llaman.
Un
café, un viejo cuaderno, y la eterna manía de transcribir el Alma…
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